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Tocino y velocidad

Tocino Velocidad e Inteligencia Artificial.

 

Tocino y velocidad, ¿cuándo interfieren?

Siempre he escuchado que tales objetos, o conceptos, nada tienen en común, ni hay modo para establecer una correlación entre ellos. Sin embargo, analógicamente, relacionándolos con la #industrialiteraria se alcance otro entendimiento, sobre todo ahora, con la #AI.

Pocos años atrás, se habían editado para libros por la IA. El proceso es realmente sencillo: se le entregan una treintena de libros famosos y se le pide  una historia buena.

Y por mal que nos parezca, quienes leyeron estos «#librosIA» dijeron que les gustaron. ¿Cuestión de #esnobismo? ¡Ni idea!

El #tocino; el peso de un libro, queda en manos de la #máquina. Y estas herramientas no cobran por regalías.

La #velocidad con la que escriben La IA supone un abismo para los escribas de #plumaypapel, o los de #teclado y pantalla.

La pregunta ahora sería mucho más fácil que la comparación entre tocino y velocidad: ¿Quién gana con la intrusión de la máquina?

Si nos fuésemos al estallido de la #revolución industrial —pues es esto lo que representa la IA; una #nuevarevolución—, veríamos como los arduos trabajos agrícolas, como la recolección del algodón, quedaron bajo la simpleza de las cuchillas de la #cosechadora, mientras que los #jornaleros dejaron de serlo para convertirse en clase obrera. Y con ella llegaría el #proletariado y los #sindicatos, y también nacería el #periódico.

Sin embargo, también hubo algo más que llegó; el abandono de la agricultura y el nacimiento —eso sí: poco a poco, y pasito a pasito— del #hambre. Si no, que le pregunten a Carolyn Steel, sus «ciudades hambrientas» y su «Sitopía» hablan de ello.

—¡Ah, patrañas! —me dirá alguien. Y es aquí donde añadirá—: ¿Qué tendrá que ver el tocino con la velocidad?

¡¡No lo sé!! Pero recientemente, he presentado mi última #novela a varias #editoriales.

 

 

Y ha habido una que, en un único día, parece haber leído mi obra (eso como mínimo). Tanto que da la #sensación de estar entusiasmada con ella.

¡Claro! Mi primera #impresión: ¿cómo?

Es algo que además he preguntado a personas que tienen gran capacidad para la #lectura. Tal vez un #libro de 168 mil palabras; unas 580 #páginas, pueda ser leída en un único día. Pero, ¿dónde queda el #análisis de la obra?

Hay varias respuestas.

La primera que me dieron: Hay #editoriales que intentan ganar tiempo para comprobar a fondo tu obra, y comienzan con una “labor de halagos” para, en principio, mantenerte a la espera mientras revisan a fondo el material entregado.

La segunda: A día de hoy existen #herramientasIA capaces de analizar una obra en un tris, ver el #estilonarrativo al que pertenece, compararla con obras de prestigio, e incluso dar un pronóstico en cuanto al nivel de #ventas.

—¡Wow! —me dije—. Pronto las editoriales dejarán de necesitar a los #editores. Aunque, aún más pronto, seremos los #escritores quienes dejemos de necesitar a editores, a #correctores, #ilustradores, … Inclusive a las editoriales. 

¡Quién sabe el #porqué!

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