Espinelas del chivato
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¿Pero qué se habrá creído?
el chivato y embustero,
patoso y poco certero,
¿que el viento aquí me ha traído?
Y me verá distraído.
Sin palabras por mediar
cree que me va a doblegar,
y contará a su amo,
perdido en cualquier reclamo,
que le mandó a vigilar.
Como si estar poseído,
qué ahí doblen por mí,
las campanas sigan, si,
tal misa de fallecido.
Que me ha sobrecogido
su excomulgado espionaje,
retirado del paraje,
válido siendo ayudado.
Protegido se ha pensado,
iniciará ya su abordaje.
Desvalido me verá,
mas, ya se está equivocando
pues, conforme la va liando,
atascado acabará.
Su incertitud le dará
las alas, de aquel lacayo,
que, a la prisa del rayo,
acometerá hacia mí
y, de enfrentarse, a mí,
como lo que es, vasallo.
Cobarde y vil, ahí se muestra,
mas resistir no podría
y que así evadir tendría
la lucha que hizo nuestra.
Y no saldrá el cabestra,
si no es desde la traición,
pues resulta ser cagón
y pelea no afrontará
sabiendo que perderá,
y quedará la inacción.
Conozco mucho más de él
que él conoce de mí,
mas no es grato para mí,
realizar la obra de él.
Nunca seré como es él,
no tengo algún soberano,
a nadie beso la mano.
Nunca quise las cadenas,
nunca llevaré cadenas,
ni siervo, ni soberano.
Será así como el chivato,
su recompensa obtendría,
no así, como esperaría.
Y sólo por ser chivato,
estiércol para boniato,
desde siempre deseando,
y, que le compre esperando,
con su amo de la mano
y despreciando al hermano,
propio estupre tolerando.
Tan chivato, tal cobarde,
debe aprender la lección,
violencia no es solución,
que salvación lo guarde
al chivato, al cobarde.
Honra deba conocer
y la lección aprender
pues, es tal su anatema
que, su äfrenta ya quema,
y honra debe conocer.
Pues siendo chivato aún,
de quien tu cuello mantiene,
y, asfixiado te tiene
el cuello, pegado al betún.
Siendo mal adepto aún,
pues de ti ha hecho cachavo,
un mentiroso y desbravo,
nunca serás su aliädo,
solo, un indeseädo,
perro de presa, esclavo.