Cuaderna vía de lo Duro
Volver a las poesías desacertadas
Es la historia de aquello que tuvo que cambiar,
no por causas naturales, hubo a quién culpar,
pusieron miles de intrigas para avasallar,
la basca parte de la sociedad, a moderar.
Cuando se pasó de lo medieval a lo moderno
quedaron atrás duras lanzas y lo inurbano,
armas suplidas por ágiles ropas de cerno,
ahora más frágiles y más cerrados al «no».
Aquel día murió la hombría de los combates,
donde enfrentamientos dieron paso a los debates,
Ni más ni menos débil. No es cosa de valientes,
sin poner el corazón, sin enseñar los dientes.
La «sin hueso» así cobró mayor protagonismo,
sesgando más que el metal, tirándolo al abismo
masticando su condición, haciéndola humo,
por el puro empeño de despedazar su ánimo.
Como arma afilada, la lengua moja el papel,
desvaneciendo todo lo escrito que hay en él,
arrojado al suelo pa ser pisado, aquel,
que pasó a decorar, como éste, el triste riel.
Cualquiera se rigió por la inquina de aquellos
que se sienten valientes, se sienten poderosos,
por culpa de los otros, no se atreven, aquellos
la vida por puro juego, y de un Dios temerosos.
Por puro placer del cual se puedë alardear
de débil fortaleza, tapado pa asesinar;
tras el triste cañón de la escopeta y pisar,
las semillas del rencor y, con ello, abonar,
semillas de dolor insípido y el miedo,
y así sigue el valiente hasta que quiera el tierno,
cuando pa este último, no haya más remedio
que ser duro, muy duro, y afrontar aquel miedo.
La sociedad, valores, y sus principios son
amedrento y tortura, sucias palabras son,
con malas artes para después vestir sazón,
como víctimas de la maldita evolución.
De la marginalidad tirar en pos del cambio,
mantener la ironía ën ese mordaz labio,
resignarse, llegar al extremo hasta el agobio,
trasladadas, ajenas pérdidas, al disturbio.