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    Ya no se recurre a las estrellas

    Volver a las poesías desacertadas   Ya no se recurre a las estrellas No hay paradigmas de un ser especial  y lejano. Los descubrimientos nuevos marcan indicios de búsqueda   de un nuevo YO, nuestro propio YO. Pero en otra era y otro tiempo. No sabemos cuándo llegará Posiblemente ya no estaremos.     Soledad-multitud, el binomio, de cualquier parrilla retirado fue, Primaria y secundaria. El  neutrino abrió otras puertas que   por sorpresa cerradas quedaron brevemente. Emocional, la  inteligencia, a los avances de la mente, acata al reflejo   e inauguración de aquellos que  siempre Mostrar solución buscaron  a aquellos extraños fenómenos. Las estrellas ya no cuentan,   Vuelve…

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    Un beso

    Volver a las poesías desacertadas   ¿Para qué quieres uno de mis besos? No quiero ser la víctima de nuestro encuentro. No pretendo dar siempre la vuelta  a los momentos aquellos,  en los que debatimos nuestro desamor.   No quiero nublar tu pensamiento, ni deseo que vivas con la culpabilidad de tu ser, jamás busqué culpables en nuestro querer. No pidas más perdón, de nada, no cargues con la culpa.   No necesité que cargases con mis derrotas, fueron solo mías. No pedí que soportases mi penoso divagar. Mis retahílas, siempre desvariantes, divagan hacia ningún lugar.   Mi brusca sinceridad me alejó de ti, te causé dolor, y más dolor.…

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    Secretos

    Volver a las poesías desacertadas     A menudo me surge la necesidad, de consultar mis grandes miedos, con quienes en mi entorno están. Soy un ser fuerte y así me consuelo.   Pero, cuando comienzan a emerger las fulleras pericias que me hacen pensar en que podrías desaparecer, me desmorono en el desamparo.   Quisiera compartir mis pesadillas con seres, a los que les importe, y a la vez que de mí no sepan, así no hay forma de desahogarse.   Quisiera ser como el agua, que va a cualquier parte, sin importarle quien beba o quien en ella se bañe, pero no me lo permite mi terquedad.  …

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    Hipérbaton del todo

    Volver a las poesías desacertadas   Feliz para ser necesitastodo lo que delante tienes de ti.De reyes la sangre que, saberlo sin,corre por tus estrechas arterias. Despavorido que, de la soga,librado como un galgo se ha,trasladarte que puedan, puertas,a nueva y expectante moral. No cierra ni abre, ni llave alguna es,predican las cartas que yapara torres unir que, cruzar ano utilizar a tu antojo sabes. Atreves al fiel enroque no te,formó del juego parte nunca,fue de tu mente parte nunca,salvación ni estilo tampoco es. Cayendo uno a uno los naipes van,dejando al descubierto tu temer,es del contraataque hora ya puesvaliente, ni el más, lo espera. Fuerte  tu escudo bastante no…

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    Resignación

    Volver a las poesías desacertadas     Todo cuanto me dijiste, hizo que mi alma quedara ensombrecida, como, si detrás del ocaso, ya no hubiera más amaneceres.   Mi mundo cambió de repente, sin sentido, ya nada importaba, el círculo perfecto, que juntos formábamos, quedó roto, pero jamás quedará vacío.   Quisiera sentir, cada uno de tus alientos, como parte de mi alimento, y aprovechar cada segundo que nos siga brindando el rey astro.   Mi coraza se volvió impenetrable, para ayudarme a combatir, este incurable temor, que surge del temor, de perderte.   Oculté mis llantos a tu sonrisa, pues sólo quise recordarte feliz, como siempre fuiste. ¡No sabes…

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    Espinelas del chivato

    Volver a las poesías desacertadas     ¿Pero qué se habrá creído? el chivato y embustero, patoso y poco certero, ¿que el viento aquí me ha traído?   Y me verá distraído. Sin palabras por mediar cree que me va a doblegar, y contará a su amo,   perdido en cualquier reclamo, que le mandó a vigilar.     Como si estar poseído, qué ahí doblen por mí, las campanas sigan, si, tal misa de fallecido.   Que me ha sobrecogido su excomulgado espionaje, retirado del paraje, válido siendo ayudado.   Protegido se ha pensado, iniciará ya su abordaje.     Desvalido me verá, mas, ya se está equivocando pues,…

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    Libertad

    Volver a las poesías desacertadas     Cayó el árbol de la libertad. Se encerró al trébol de 4 hojas y, tras su tortura, confesó que, detrás de sí, quedaba en pie la redentora moringa.   ¿Quién osó a derribarla? la planta centenaria luchó por mantener la blanca bandera a salvo del podrido dinero, que a todos corrompe de ambición.   Su comprensión por la vida escapa de cualquier entendimiento de aquellos que buscan el poder, es así, cuando se desvanece su potestad de curación.   Tras sus bellas flores, ahora digeridas por el infame deseo de levantar enormes piedras, que sirven de muros contra ella, ya no queda nada…

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